La
primera vez que escuché sobre “Tres
Tristes Tigres” fue en un discurso de Mario Vargas Llosa con motivo de la
inauguración del congreso literario “El Canon del Boom” en Youtube.
Me llamó mucho la atención el título, el cual como sabrán, es un conocido trabalenguas infantil latinoamericano (que como es usual, cada país se adjudica) y que rezaba, si mal no recuerdo, así: “Tres tristes tigres comen trigo en un trigal”.
Tardé un poco en conseguirla,
y en el ínterin cometí el error de leer algunos reviews (muy malos por cierto)
de “TTT”, como la llamaba su
autor. En estas reseñas advertían lo
difícil que era leer la novela de principio a fin, la cual por momento parecía
carecer de un argumento claro, y que mezclaba historias de varios personajes
que en ocasiones no tenían una relación entre sí.
Finalmente la conseguí. Una de las últimas ediciones que celebraba los 70 años del autor y la cual incluía “un Aviso y una Cronología especialmente escritos para la ocasión”. Era la primera vez que leía una novela con un “aviso” y en él, el autor declaraba que la novela había sido escrita en “cubano” y no en español, lo cual me pareció gracioso y original al mismo tiempo.
Tengo que confesar que en el inicio de mi lectura de TTT me asusté un poco. Sus primeras páginas eran una colección de escritos un poco extraños, muy parecidos a vignettes sin sentido, de diálogos entre personajes que utilizaban una jerga pueblerina y por momentos vulgar.
Después la novela daba un giro y se adentraba “Ella cantaba boleros”, un argumento sobre una cantante llamada “La Estrella”, y con esto, en la vida nocturna cubana de los años 50s. Magistralmente Cabrera Infante nos lleva de la mano por los bares más importantes de la época en La Habana en compañía de una tropa de personajes desiguales y parecidos al mismo tiempo, pero que al final para quienes tenemos alguna experiencia trasnochando, inevitablemente nos resultan familiares. Para mí, la lectura de TTT fue de lo más fácil; es uno de los pocos libros que me han hecho, más allá de sonreír, reír a carcajadas.
Las aparentes incoherencias de los diálogos entre los personajes, casi siempre influidos por el alcohol, no son más que el experimento del Maestro Cabrera Infante para preservar en el tiempo la esencia del pueblo cubano de mediados del siglo XX, y que en el fondo preserva de algún modo el corazón fiestero de toda Latinoamérica.
Esta novela indudablemente es uno de los hitos del llamado Boom Latinoamericano y su autor, uno de los más grandes escritores de la lengua castellana en los últimos 50 años. Es un libro que me ha marcado en mi joven carrera como narrador mostrándome que realmente somos libres a la hora de crear y que no existen límites en la literatura.
La recomiendo, aunque leer TTT es muchas veces leerse a uno mismo en estado de ebriedad.
Me llamó mucho la atención el título, el cual como sabrán, es un conocido trabalenguas infantil latinoamericano (que como es usual, cada país se adjudica) y que rezaba, si mal no recuerdo, así: “Tres tristes tigres comen trigo en un trigal”.
Finalmente la conseguí. Una de las últimas ediciones que celebraba los 70 años del autor y la cual incluía “un Aviso y una Cronología especialmente escritos para la ocasión”. Era la primera vez que leía una novela con un “aviso” y en él, el autor declaraba que la novela había sido escrita en “cubano” y no en español, lo cual me pareció gracioso y original al mismo tiempo.
Tengo que confesar que en el inicio de mi lectura de TTT me asusté un poco. Sus primeras páginas eran una colección de escritos un poco extraños, muy parecidos a vignettes sin sentido, de diálogos entre personajes que utilizaban una jerga pueblerina y por momentos vulgar.
Después la novela daba un giro y se adentraba “Ella cantaba boleros”, un argumento sobre una cantante llamada “La Estrella”, y con esto, en la vida nocturna cubana de los años 50s. Magistralmente Cabrera Infante nos lleva de la mano por los bares más importantes de la época en La Habana en compañía de una tropa de personajes desiguales y parecidos al mismo tiempo, pero que al final para quienes tenemos alguna experiencia trasnochando, inevitablemente nos resultan familiares. Para mí, la lectura de TTT fue de lo más fácil; es uno de los pocos libros que me han hecho, más allá de sonreír, reír a carcajadas.
Las aparentes incoherencias de los diálogos entre los personajes, casi siempre influidos por el alcohol, no son más que el experimento del Maestro Cabrera Infante para preservar en el tiempo la esencia del pueblo cubano de mediados del siglo XX, y que en el fondo preserva de algún modo el corazón fiestero de toda Latinoamérica.
Esta novela indudablemente es uno de los hitos del llamado Boom Latinoamericano y su autor, uno de los más grandes escritores de la lengua castellana en los últimos 50 años. Es un libro que me ha marcado en mi joven carrera como narrador mostrándome que realmente somos libres a la hora de crear y que no existen límites en la literatura.
La recomiendo, aunque leer TTT es muchas veces leerse a uno mismo en estado de ebriedad.
Guillermo Cabrera Infante
Premio Miguel de Cervantes, 1997
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