jueves, 20 de junio de 2013

Reflexión sobre la muerte de Santiago Nasar.

Hace un par de días terminé de leer por segunda vez la novela Crónica de una muerte anunciada del célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez.  El día hoy sin embargo, vi la película que dirigiera Francesco Rossi en el año 1987 sobre la misma novela.  Y aunque soy un fiel creyente de que no hay película que supere a un libro, tengo que confesar que la vi con la esperanza de que Santiago Nasar lograra escapar con vida de las manos de los hermanos Vicario en esta ocasión.  O que Cristóbal Bedoya, o Lázaro Aponte, o Clotilde Armenta lograran impedir el asesinato.  O al menos que Plácida Linero no cerrara la puerta en el último segundo.  Pero no fue así y una vez más Santiago Nasar murió sin remedio, como si su siniestro se perpetrara infinitamente cada vez que alguien lee la novela en el transcurso del tiempo, o como dijera Federico Luppi en la película El Espinazo del Diablo del año 2001: "Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez".

Lo cierto es que cada vez que leo esta novela me encariño más con Santiago, sus dones de buena gente, su personalidad de campeón y su buen humor aun momentos antes de su muerte.  Es un sentimiento de impotencia muy extraño el que experimento con este tipo de relatos al no poder hacer nada para cambiarlos.  Es el mismo sentimiento que experimenté de niño con la canción que me cantaba mi madre del perrito chino:

"Cuando salí de la Habana,
de nadie me despedí,
solo de un perrito chino,
que venía detrás de mí.

Como el perrito era chino,
un señor me lo compro,
por un poco de dinero,
y una botas de charol.

Las botas se me rompieron
y el dinero se acabó
Ay perrito de mi vida
ay perrito de mi amor"

De niño quería ir a la Habana a tratar de encontrarlo y preguntarle a la gente donde estaba, o de componer una segunda parte de la canción en la cual el protagonista volvía a la Habana y recuperaba al perrito chino y vivían felices para siempre.  Pero no fue así y cada vez que la escucho, pienso en el error de cambiar un amigo por dinero.

No sé si esto habrá sido la intención de García Márquez, pero definitivamente es una novela que cuando la lees una vez, nunca la puedes olvidar.

Que lastima Santiago.  Me hubiera gustado conocerte...


Poster de la película

Enlace de la película en Youtube:

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