jueves, 18 de julio de 2013

Algunas impresiones sobre Rayuela de Julio Cortázar

         He terminado de leer Rayuela de Julio Cortázar hace algunos días y no quise perder la oportunidad de hacer algunas reflexiones sobre éste majestuoso libro.  Lo difícil de esto, claro está, es que no hay absolutamente nada que yo,  en pleno año 2013 y 50 años después de su lanzamiento, pueda decir sobre Rayuela que no haya sido dicho con anterioridad.

         Quisiera iniciar diciendo primeramente, que en mi andar literario he leído muchas obras clásicas e inmortales como las epopeyas y también novelas de grandes autores como Alejandro Dumas, Víctor Hugo, Julio Verne y Rafael Sabatini, por mencionar solo algunos, y tengo además que confesar, que nunca había leído una novela como Rayuela.

         Las características de esta novela fueron en primera instancia muy sorprendentes para mí, y no me extraña para nada que el mismo autor haya descrito este trabajo como una anti-novela.  Los personajes son muy profundos y tienen ideas y convicciones propias, como si hubiesen existido en realidad.  Esto último lo digo por el hecho de que los mismos parecieran haber tenido vidas largas en las cuales coleccionaron experiencias que los llevaron a tener dichas ideas.


Julio Cortazar

         Pero lo que más me llamó la atención sin duda alguna es la tremenda energía que tuvo que haberle costado a Julio Cortázar idear y escribir una obra como esta.  En este punto me refiero específicamente a que en los relatos, los escritores a veces toman “descansos” siguiendo el guion que tienen planificado y muchas veces no profundizan en asuntos no tan importantes según su propio criterio.  Sin embargo, éste no es el caso de Cortázar.  En este libro se describen hasta los detalles más mínimos e insignificante, como por ejemplo la canción que cantaba Horacio Oliveira cuando hablaba en el Club, pero en esto no es solo el hecho de mencionarla (como lo hubiera hecho yo) sino de intercalar con sus pensamientos los versos de dicha canción, tal como sucede dentro de nuestras cabezas.

         El conocimiento sobre música (Jazz, Rock, etc.), filosofía y literatura (hace referencia a muchos autores) que tiene Julio Cortázar es impresionante.  Rayuela ha ganado, por todo esto, el sitial como la obra cumbre de Cortázar y una de las grandes obras de la literatura latinoamericana.

         Por lo tanto no puedo decir otra cosa que lo siguiente: “para mí, Rayuela no es una novela, es una pintura hecha novela”.  Esto puede sonar como una incoherencia a primera mano, pero un pintor debe calcular cada una de las pinceladas con el color correcto y el movimiento adecuado para que encaje en la obra completa.  Cada pincelada  por si sola solamente es una mancha.  De la misma manera, Julio Cortázar puso cuidado en cada una de las oraciones que componen esta obra, haciendo esto de tal manera, que uno puede leerla en el orden normal, o en cualquier otro orden que uno deseé.  Lo que la hace compleja y casi perfecta a la vez.  Es como si fuera un desastre ordenado magistralmente.

         Qué más puedo decir.  Es cierto (al menos para mí), “Rayuela no es una novela, es una pintura hecha novela”.  ¡Grande Cortázar!

Enlaces de interés:
Nota del escritor Carlos Fong para La Estrella de Panamá Online –
Un experimento que se llamó ‘Rayuela’ –
Las mil vidas de la ‘Rayuela’ infinita –

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