Lo primero que pensé cuando vi al poeta y cineasta panameño Alfredo Belda,
desnudo en el Tribunal Electoral fue, guardando las distancias, en el profeta
Isaías; profeta mayor del antiguo testamento que, entre otras cosas, anduvo
desnudo y descalzo por un periodo de tres años como señal al pueblo de Israel (Isaías
Capitulo 20).
The
prophet in his loincloth - Artista anónimo
Este miércoles 30 de mayo, Alfredo Belda será juzgado en la Corregiduría de
Ancón por “acto inmoral” y sancionado con una multa de B/. 1000.00 (mil
balboas). Esto me ha hecho meditar
profundamente.
No creo que Belda sea un profeta, pero sí que ha tratado de darnos una
señal. Una señal de que en el fondo,
todos estamos desnudos y no lo sabemos.
Nos han desvestido de nuestro derecho a disentir, a no estar de acuerdo. Nos han despojado del derecho a escoger
nuestra forma de protestar pacíficamente.
A veces también me siento desnudo, a
la vista de todos, como cuando no se cumplen las leyes que protegen a los
discapacitados, cuando no hay rampas ni accesos adecuados en los lugares públicos
(hay cientos de ejemplos). Me siento sin
ropas cada vez que miro los noticieros (las pocas veces que lo hago) y veo la
violencia; cada vez que veo actos de corrupción. Me siento en pelotas cada vez que contemplo las
cifras de delincuencia y drogadicción.
No tenemos que apoyar la protesta de Belda ni estar en contra de ella, pero
creo que tenemos el deber de respetar y proteger su derecho, que al final es el
nuestro.
Imagino que estos mismos que reclaman ser cristianos y correctos, también hubieran
multado con mil siclos (antigua unidad monetaria de Oriente Próximo y
Mesopotamia) al profeta Isaías por andar en cueros para llamar la atención de
un pueblo.
Los invito a hacer el ejercicio y a preguntarse si de verdad tienen “la ropa”
puesta.
Por: Jesús Camilo Osorio Barahona
La Chorrera, 28 de mayo, 7:38 p.m.
Por: Jesús Camilo Osorio Barahona
La Chorrera, 28 de mayo, 7:38 p.m.
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