miércoles, 30 de julio de 2014

¿Religión o Catecismo?

Solo para ilustrar el contenido del presente escrito, quisiera que empezáramos por revisar el significado de la palabra “Religión” de acuerdo a la Real Academia Española, el cual es el siguiente: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto”.

Esta es una definición universal, porque esta palabra es universal en todos los seres humanos.  Todas las civilizaciones del mundo, las importantes así como las pequeñas, han tenido su propia religión: los griegos, los romanos, los judíos, los cristianos, los musulmanes, los sumerios, los egipcios, los celtas, los chinos, los japoneses, los mayas, los incas, los aztecas, entre otras, han tenido religiones hasta cierto punto “parecidas” en algunos aspectos que aparentan repetirse, como si una hubiese salido de la otra, lo cual en sí es una teoría filosófica de que existe una religión original de la raza humana y que cada una de las posteriores no es sino una nueva representación de la misma.

Es por esto que la enseñanza de una asignatura llamada “religión”, en mi humilde opinión, debiera centrarse en el estudio de las diferentes religiones el mundo, o al menos las más influyentes en la actualidad, como: el Budismo, el Islamismo, el Judaísmo y por supuesto el Cristianismo; de sus aspectos más sobresalientes como: sus prácticas, sus creencias, sus deidades y sus costumbres.

Curiosamente en nuestro país, desde que puedo recordar, el estudio de la religión como asignatura pareciera ser más una clase de catecismo Católico obligatoria para todos los ciudadanos, sin importar sus credos, orígenes o creencias.  ¿Quién no recuerda en el colegio la típica disputa entre los padres de familias protestantes o budistas, que se resistían a que sus hijos rezaran todos los días al llegar al salón?  En mi caso fue una situación que aunque no me afectaba, al haber crecido en un hogar católico, pude atestiguar en varias ocasiones.

He visto últimamente, no sin algo de inquietud, la intervención de la Iglesia Católica en algunos asuntos de Estado como la firma del “Pacto Ético Electoral” y del controversial “Compromiso Nacional por la Vida y la Familia” en los pasados comicios electorales.  Pareciera que nuestro nuevo gobierno es un gobierno Pro Catolicismo, lo cual francamente no tiene nada de extraño pues nuestros gobernantes tienen el mismo derecho que todos nosotros a tener su propia inclinación religiosa.  Sin embargo, creo que Panamá debe permanecer siendo, como dice la frase de la cual tanto nos jactamos, “Un crisol de razas”, en donde cada individuo pueda manifestar y ejercitar sus diferentes creencias sin crear conflicto alguno.

Hace algunos días me llegó, por las redes sociales, la siguiente imagen:


Puede que para una familia cristiana (como la mía) este temario de estudio para un niño de primer grado parezca correcto, pero tengan la seguridad que para una familia budista puede que no lo sea.  Existen en este punto en particular sobre la creación del mundo y la humanidad, muchísimas teorías religiosas diferentes e interesantes, desde la versión del Popol Vuh, hasta la de nuestros propios grupos aborígenes.  Aunque posiblemente para un niño pequeño esto sea demasiado, a donde quiero llegar es que en los años posteriores se debiera estudiar las otras variantes de la historia a manera de ilustrar a nuestros jóvenes.

Me tomé, dicho sea de paso, el trabajo de revisar el Programa de Religión, Moral y Valores del Ministerio de Educación (Versión actualizada, 2014) y cabe destacar que en la Bibliografía para el Docente solamente incluye libros católicos.

Finalmente, no quisiera que este escrito se vea como un ataque a la Iglesia Católica porque no lo es, pero nuestro país no es un Estado Cristiano; somos una República en donde hay derecho al libre culto.  No se debe subestimar la intervención de ninguna Iglesia o institución religiosa en temas de la Nación por insignificante que parezca.

Posiblemente, para algunos, este artículo carezca de importancia, pero no debemos tomar a la ligera lo que hemos expuesto.  Si desde temprana edad, pudiésemos enseñar a nuestros hijos (yo soy padre de familia también) acerca de las creencias de los demás, estoy seguro que habrían menos conflictos; estoy seguro que muchas más personas se identificarían con nuestros Ngäbes y la importancia que le dan a Barro Blanco, y que más personas entenderían la gravedad del problema en Jerusalén sin tener que parcializarse a un bando o al otro a la ligera.

Lo que proponemos es solamente que se haga una ampliación en el temario de esta materia escolar, no su eliminación, ya que la consideramos parte importante de la cultura panameña y de nuestra herencia tanto colonial así como precolombina.

Quisiera terminar por recordar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en el artículo 18, indica: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

Nota aclaratoria: En la actualidad no pertenezco a ningún grupo o denominación religiosa, sin embargo me considero un hombre creyente en Dios y en sus enseñanzas escritas en la Biblia (Reyna-Valera, Versión Antigua de 1606).

Nota: La imagen presentada circula por las redes sociales (Facebook).  Desconozco su sitio de origen.

Este artículo aparece en la revista web Chichafuerte.com

Enlaces de interés:


Documento en PDF del Programa de Religión, Moral y Valores del Ministerio de Educación (Versión actualizada, 2014) - http://consulta.meduca.gob.pa/04unad/DNCYTE/docs/PROGRAMAS/EDUCACION_BASICA_GENERAL/PREMEDIA/RELIGI%C3%93N%207%C2%BA,%208%C2%BA,%209%C2%BA%202014.pdf

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