El pasado miércoles
11 de marzo, en la Sala de Cuidados Semi Intensivos de la Caja de Seguro
Social, frente a otros cinco pacientes en estado de gravedad, un puñado de
enfermeras y una doctora muy buena, mi abuelo realizó el lanzamiento oficial de
su libro Mi Legado Ocueño.
Qué lugar más
extraño para hacer un lanzamiento literario pero así son las cosas. La vida da muchas vueltas…
Mi padre y yo,
después de mil peripecias para traspasar la infranqueable seguridad de la
C.S.S. logramos llegar a tiempo para presenciar el evento a la hora de la
visita. Con nosotros llevábamos la
primera y única copia del libro, la cual obtuvimos después de mucho rogar al
dueño de la imprenta.
Como a eso de las
5:10 p.m. mi abuelo tuvo por primera vez su libro en sus manos. Lo vi llorar.
Estaba feliz. Mi padre lloró
también y yo, lloré como siempre. “No
sabe cuánto se lo agradezco” me dijo.
“Muéstreselo a las enfermeras para que sepan quien es Leonor
Osorio”. Así lo hicimos y leímos algunos
versos que arrancaron sonrisas de todos.
“Me siento muy emocionado y orgulloso”.
Que les puedo decir…
Hay algo heroico en
el libro de mi abuelo. El hecho de que
publique precisamente ahora que él está tan delicado y luchando por su salud me
conmueve de sobremanera. Sí. Creo que hay algo heroico: es esa necesidad que
tenemos los escritores de que nos lean, de compartir nuestras ideas, nuestros
sentimientos, de gritar que estamos vivos.
Esa necesidad de perpetuarnos en el papel y trascender. Siento que mi abuelo lo ha logrado. Siento que mi abuelo es mi héroe.
La única foto de aquella tarde.
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