Me cuenta mi padre que Agustí Rodríguez, durante los
últimos años de su vida, vivía con una dama que cuidaba de él y le hacía
compañía a la cual llamaba: “Gaviota”.
La siguiente décima fue una composición que hiciera “La Perla Negra de
Herrera” para el que fuera su último amor.
He sentido la necesidad de publicarla.
Por mi amor a la décima no quiero que estos versos caigan en el olvido y
estoy seguro que Agustín tampoco…
La
Gaviota (Torrente: Gallino Lamento)
I.
Un nueve de enero fue
Un nueve de enero fue
cuando
la vi caminando
mientras
me estaba tomando
una
taza de café.
En
mi auto me acerqué
cuando
mi presencia nota
una
sonrisa le brota
de
sus labios de rubí
así
fue que conocí
a
mi preciosa gaviota.
II.
Pensé
lograr otra hazaña
como
estaba acostumbrado
y
hoy me encuentro enredado
en
mi propia telaraña.
Y
con su ternura baña
una
gran pasión ignota
porque
el corazón revota
dentro
del pecho escondido
acelerando
el latido
el
amor de mi gaviota.
III.
Siento
su aroma especial
cual
si fuera la natura
dar
amor a esta altura
es
bello y excepcional.
En
el lecho conyugal
su
cabello se alborota
y
su aliento gota a gota
me
lo bebo con agrado
es
que estoy enamorado
de
mi preciosa gaviota.
IV.
Siento
la necesidad
de
verla cada momento
ella
es mi tormento
mi
alegría, mi vanidad.
Me
tortura la ansiedad
si
en la distancia remota
cuando
una fecha se anota
sufre
una fatal caída
es
la fuente de mi vida
el
amor de mi gaviota.
V.
Me
imagino cuanto siento
verla
bailando encantada
si
un ave no está enjaulada
anda
libre como el viento.
Detenerla
yo intento
aunque
la angustia me azota
si
en mi existencia se agota
les
diré un viejo pronombre
cada
corazón de un hombre
lleva dentro una gaviota.
Buenaa tardes y llego el a gravar esa décima pq nunca se la escuché
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