lunes, 16 de enero de 2017

Participación en el Programa Punto de Encuentro del Lic. Raúl Ossa

El pasado jueves 12 de enero tuve el agrado de recibir una invitación de mi amigo, el Lic. Raúl Ossa, para participar en su programa Punto de Encuentro en Stereo Oeste 98.5 de 7:00 a.m. a 8:00 a.m.


Ese día compartimos cabina con el conocido periodista y escritor Carlos Acevedo y tuvimos la oportunidad de abordar el tema de la accesibilidad e inclusión de personas con necesidades especiales en la Ciudad de La Chorrera.

Recibimos durante el programa decenas de llamadas para opinar sobre esa situación que por fortuna ha hecho moverse a la comunidad de nuestro distrito.


Mi hermano se tomó el trabajo de grabar casi toda nuestra intervención en video para compartirla con ustedes el día de hoy.








Al final, salimos del edificio de la misma forma que entramos, bajando 47 escalones desde el piso número 4 del edificio.


La lucha por la igualdad y los derechos de las personas con necesidades especiales no es para nada fácil, sin embargo todas las grandes tareas inician con pequeños esfuerzos.  47 peldaños no son nada; por esta causa subiría más alto para que nuestro mensaje llegue más lejos.

Les agradezco a mi padre y mi hermano quienes me acompañaron a la entrevista y de manera especial al Lic. Raúl Ossa por la invitación y su compromiso con nuestra causa.


martes, 3 de enero de 2017

Atrapado en el Hospital Nicolás A. Solano

El día de ayer nació el primogénito de uno de mis mejores amigos en el Hospital Nicolás A. Solano de La Chorrera.  Tuve la dicha de ser su padrino de bodas por lo cual quise ir entre los primeros a conocer al recién nacido.

Llegué al Hospital a eso de las 6:00 p.m. en compañía de mi padre, mi esposa e hija, estacionamos en el parqueo de personas con discapacidad y subí, empujado por mi papá, la rampa para dirigirme a la puerta que conduce a los ascensores.  Cuando llegué a la misma me percaté de que estaba cerrada con cadenas obstaculizando el acceso al área de los elevadores.


Posterior a eso pensé en dirigirme hacia la otra puerta para acceder al área.  Me daba un poco de temor debido a que para llegar a la misma tenía que bajar una escalera de 6 escalones y luego subir otra de 6 más.  Aquellos que me conocen saben que soy un paciente de Osteogenesis Imperfecta (Huesos de Cristal) y caerme es siempre un riesgo serio.  De igual forma, bajo la lluvia con las escaleras mojadas y en compañía de mi papá, lo hicimos.



Para mi sorpresa, al llegar a la otra puerta de la Sala principal de espera, también estaba cerrada desde adentro, lo cual me pareció no solo ilógico sino discriminatorio debido a que el único acceso hacia las salas de los pacientes es a través de una escalera de varios niveles la cual es prácticamente imposible de subir en silla de ruedas sin ayuda de varias personas, sin contar los peligros para mí de caer en la misma.  Aquí le dije a mi señora que fuera a conocer al bebé porque yo realmente no tenía muchas esperanzas de llegar a tiempo.  Mi padre muy frustrado ya, fue en busca de algún personal de seguridad para conseguir que abrieran la puerta del lugar.


Tuve que quedarme solo en el sitio por más o menos 30 minutos en compañía de un perrito callejero, mientras mi padre ubicaba al Jefe de Seguridad del Hospital, el Sr. Ismael, quien en principio se negó a abrir la misma por razones de seguridad sugiriendo que entráramos por la parte de atrás del Hospital, específicamente por el área de urgencias, lo cual no solo es incoherente sino inaudito, teniendo en cuenta que para hacerlo hubiera tenido que volver a transitar las mismas escaleras, que mi padre me subiera al automóvil, conducir a la rampa de emergencias (en donde es prohibido estacionar para bajar debido a que es un área solo para ambulancias), bajarme allí, esperar a que mi padre parqueara el auto en la parte de atrás del hospital y después ir a la sala de visitas.  En fin, totalmente incoherente.


Al regresar mi padre, tuvimos que esperar otros 10 minutos más para que el Sr. Ismael llegara para atendernos desde el otro lado de la puerta, sin abrirla, hasta que le sustentáramos hacia donde nos dirigíamos y el por qué íbamos a visitar a la paciente, aparte de otras tantas preguntas innecesarias de índole personal.  Finalmente accedió permitirnos el paso como si nos estuviera haciendo un favor para ver él bebé de mi amigo “por uno o dos minutos” en sus propias palabras, que a esas alturas era el tiempo que quedaba de visita.

Al final pude subir a conocer al recién nacido y después de un minuto bajé.  Sin embargo lo más sorprendente del asunto no es esto, sino que al bajar me encontré la puerta nuevamente cerrada con llave y sin señales del Sr. Ismael o de algún otro personal de seguridad que me pudiera abrir la puerta para salir a la rampa que me llevaba al automóvil.  La única solución era salir por la sala de Urgencias.


A estas alturas yo estaba realmente molesto por esta serie de obstáculos que realmente dejan mucho que decir de la administración de este recinto Hospitalario tan importante para personas como yo, por lo cual decidí filmar mi salida del hospital sabiendo la ruta que me esperaba.  A continuación el video.


Demás está decir lo frustrante que fue esta experiencia para mí y puedo sin lugar a dudas decir que la única razón por la cual pude hacer el recorrido de manera exitosa fue por mi incansable padre, con el que gracias a Dios puedo contar y quien me empujaría hasta la cúspide del mismo Monte Everest si se lo pidiera.  Sin embargo, creo que tenemos que mejorar mucho en el tema de la inclusión a las personas con necesidades especiales, lo cual es una política de gobierno, debido a que existen discapacitados que no cuentan con ayuda, los cuales sencillamente no podrían acceder al Hospital a una visita.

Tengo que decir que el Sr. Ismael no me dijo ninguna grosería, pero creo que la posición que ocupa excede su capacidad intelectual por mucho.  Un jefe de seguridad tiene que velar por la misma y hacer que se cumpla.  El hecho de que yo tuviera que subir y bajar escaleras en una silla de ruedas, arriesgando caerme, aparte de transitar por la parte de afuera del Hospital a oscuras (por la calle) arriesgándome a un robo, es sencillamente una falta de seguridad.

Todos los ciudadanos tenemos derecho al libre tránsito y más aún en una institución pública como el Nicolás A. Solano.  Mientras estuve esperando a mi padre pude ver a señoras en muletas bajando la larguísima escalera, adoloridas, sin ningún tipo de ayuda.  Esto es inaceptable y espero que este post llegue a la persona adecuada para que se hagan los correctivos y ninguna otra persona en silla de ruedas tenga que pasar por lo mismo.

Sinceramente,

Jesús Camilo Osorio Barahona
La Chorrera, 4 de enero de 2017, 2:44 am