El pasado jueves 12 de enero tuve el agrado de
recibir una invitación de mi amigo, el Lic. Raúl Ossa, para participar en su
programa Punto de Encuentro en Stereo Oeste 98.5 de 7:00 a.m. a 8:00 a.m.
Ese día compartimos cabina con el conocido
periodista y escritor Carlos Acevedo y tuvimos la oportunidad de abordar el
tema de la accesibilidad e inclusión de personas con necesidades especiales en
la Ciudad de La Chorrera.
Recibimos durante el programa decenas de
llamadas para opinar sobre esa situación que por fortuna ha hecho moverse a la
comunidad de nuestro distrito.
Mi hermano se tomó el trabajo de grabar casi
toda nuestra intervención en video para compartirla con ustedes el día de hoy.
Al final, salimos del edificio de la misma
forma que entramos, bajando 47 escalones desde el piso número 4 del edificio.
La lucha por la igualdad y los derechos de las
personas con necesidades especiales no es para nada fácil, sin embargo todas
las grandes tareas inician con pequeños esfuerzos. 47 peldaños no son nada; por esta causa subiría
más alto para que nuestro mensaje llegue más lejos.
Les agradezco a mi padre y mi hermano quienes
me acompañaron a la entrevista y de manera especial al Lic. Raúl Ossa por la invitación
y su compromiso con nuestra causa.
El día de ayer nació el primogénito de uno de
mis mejores amigos en el Hospital Nicolás A. Solano de La Chorrera. Tuve la dicha de ser su padrino de bodas por
lo cual quise ir entre los primeros a conocer al recién nacido.
Llegué al Hospital a eso de las 6:00 p.m. en
compañía de mi padre, mi esposa e hija, estacionamos en el parqueo de personas
con discapacidad y subí, empujado por mi papá, la rampa para dirigirme a la
puerta que conduce a los ascensores.
Cuando llegué a la misma me percaté de que estaba cerrada con cadenas
obstaculizando el acceso al área de los elevadores.
Posterior a eso pensé en dirigirme hacia la
otra puerta para acceder al área. Me daba un poco de temor debido a que para
llegar a la misma tenía que bajar una escalera de 6 escalones y luego subir otra
de 6 más. Aquellos que me conocen saben
que soy un paciente de Osteogenesis Imperfecta (Huesos de Cristal) y caerme es
siempre un riesgo serio. De igual forma,
bajo la lluvia con las escaleras mojadas y en compañía de mi papá, lo hicimos.
Para mi sorpresa, al llegar a la otra puerta
de la Sala principal de espera, también estaba cerrada desde adentro,
lo cual me pareció no solo ilógico sino discriminatorio debido a que el único acceso
hacia las salas de los pacientes es a través de una escalera de varios niveles
la cual es prácticamente imposible de subir en silla de ruedas sin ayuda de
varias personas, sin contar los peligros para mí de caer en la misma. Aquí le dije a mi señora que fuera a conocer
al bebé porque yo realmente no tenía muchas esperanzas de llegar a tiempo. Mi padre muy frustrado ya, fue en busca de
algún personal de seguridad para conseguir que abrieran la puerta del lugar.
Tuve que quedarme solo en el sitio por más o menos
30 minutos en compañía de un perrito callejero, mientras mi padre ubicaba al Jefe de Seguridad del Hospital, el Sr.
Ismael, quien en principio se negó a abrir la misma por razones de seguridad sugiriendo
que entráramos por la parte de atrás del Hospital, específicamente por el área de
urgencias, lo cual no solo es incoherente sino inaudito, teniendo en cuenta que
para hacerlo hubiera tenido que volver a transitar las mismas escaleras, que mi
padre me subiera al automóvil, conducir a la rampa de emergencias (en donde es
prohibido estacionar para bajar debido a que es un área solo para ambulancias),
bajarme allí, esperar a que mi padre parqueara el auto en la
parte de atrás del hospital y después ir a la sala de visitas. En fin, totalmente incoherente.
Al regresar mi padre, tuvimos que esperar
otros 10 minutos más para que el Sr. Ismael llegara para atendernos desde el
otro lado de la puerta, sin abrirla, hasta que le sustentáramos hacia donde nos dirigíamos y el por qué íbamos
a visitar a la paciente, aparte de otras tantas preguntas innecesarias de índole
personal. Finalmente accedió permitirnos
el paso como si nos estuviera haciendo un favor para ver él bebé de mi amigo “por
uno o dos minutos” en sus propias palabras, que a esas alturas era el tiempo
que quedaba de visita.
Al final pude subir a conocer al recién nacido
y después de un minuto bajé. Sin embargo
lo más sorprendente del asunto no es esto, sino que al bajar me encontré la
puerta nuevamente cerrada con llave y sin señales del Sr. Ismael o de algún
otro personal de seguridad que me pudiera abrir la puerta para salir a la rampa
que me llevaba al automóvil. La única solución
era salir por la sala de Urgencias.
A estas alturas yo estaba realmente molesto
por esta serie de obstáculos que realmente dejan mucho que decir de la administración
de este recinto Hospitalario tan importante para personas como yo, por lo cual
decidí filmar mi salida del hospital sabiendo la ruta que me esperaba. A continuación el video.
Demás está decir lo frustrante que fue esta
experiencia para mí y puedo sin lugar a dudas decir que la única razón por la
cual pude hacer el recorrido de manera exitosa fue por mi incansable padre, con el que
gracias a Dios puedo contar y quien me empujaría hasta la cúspide del mismo Monte Everest si se
lo pidiera. Sin embargo, creo que
tenemos que mejorar mucho en el tema de la inclusión a las personas con
necesidades especiales, lo cual es una política de gobierno, debido a que existen
discapacitados que no cuentan con ayuda, los cuales sencillamente no podrían
acceder al Hospital a una visita.
Tengo que decir que el Sr. Ismael no me dijo
ninguna grosería, pero creo que la posición que ocupa excede su capacidad intelectual
por mucho. Un jefe de seguridad tiene
que velar por la misma y hacer que se cumpla.
El hecho de que yo tuviera que subir y bajar escaleras en una silla de
ruedas, arriesgando caerme, aparte de transitar por la parte de afuera del
Hospital a oscuras (por la calle) arriesgándome a un robo, es sencillamente una falta de seguridad.
Todos los ciudadanos tenemos derecho al libre tránsito
y más aún en una institución pública como el Nicolás A. Solano. Mientras estuve esperando a mi padre pude ver
a señoras en muletas bajando la larguísima escalera, adoloridas, sin ningún tipo
de ayuda. Esto es inaceptable y espero
que este post llegue a la persona adecuada para que se hagan los correctivos y ninguna
otra persona en silla de ruedas tenga que pasar por lo mismo.
Sinceramente,
Jesús Camilo Osorio Barahona
La Chorrera, 4 de enero de 2017, 2:44 am