lunes, 23 de noviembre de 2015

Décima “Semidormido un Sargento” por Autor Desconocido

No quisiera que pasara el mes de noviembre sin compartirles otra de esas viejas décimas que he venido publicando desde hace algunos meses.  Desconozco el autor de la siguiente obra, así como también su título.  Estos versos fueron dictados a mi padre por un gran amigo y trovador, el chiricano Álvaro González.  Esta décima en particular es utilizada como “contesta” (o respuesta) a la décima que publiqué el mes anterior (“La leyenda del Cedrón”).  Espero les guste...



I.
Semidormido un sargento
en la penitenciaria
de su alma borrar quería
una pena, un sentimiento.
Allí escuchaba el lamento
de un anciano prisionero
que en una cama de cuero
tristemente sollozaba
y en silencio meditaba
su futuro lastimero.

II.
El vil sargento al penado
le dice en tono violento
ya no llores, dime el cuento
porque fuiste sentenciado.
El anciano desdichado
dijo con melancolía
si quieres la historia mía
yo te la voy a contar
y así me podrás juzgar
si mi acto fue cobardía.

III.
A una mujer yo amaba
con aquel primer amor
y me brindaba el calor
que con cariño me daba.
Pero un día se me enfermaba
cayendo en la cama inerte
la salvaría de la muerte
una cara operación
y busqué su salvación
robando una caja fuerte.

IV.
Luego me daba en seguida
como fruto del cariño
un lindo y hermosos niño
para alegrarme la vida
Pero perdí la partida
nuestra dicha se abatió
pues pronto se descubrió
el robo del capital
y el juez de un tribunal
a seis meses me encerró.

V.
Mi pena fue rebajada
por mi conducta ejemplar
y loco corrí a mi hogar
deseando ver a mi amada.
Pero ella me engañaba
con su cruel perversidad
daba su sensualidad
de una manera tan fiera
que como hambrienta pantera
sacia su voracidad.

VI.
De mi divinos amores
rompió el destino los lazos
y a punta de machetazos
decapité los traidores.
Disipados mis rencores
comprendí muy claramente
que mi niñito inocente
solitario quedaría
que en la cárcel pagaría
mi condena amargamente.

VII.
A mi niñito en su lecho
muy fuertemente abrasé
y con mi puñal tatué
la cruz gamada en su pecho.
No lo hice por despecho
se lo juro con hombría
yo a una anciana conocía
al momento la busqué
y a mi niño le confié
y me fui a la policía.

VIII.
En la maldita prisión
he pasado tantos años
que ya tantos desengaños
me han moldado la razón.
No tiene mi corazón
más lágrimas que verter
pues nunca he vuelto a saber
de mi hijo por mala suerte
quizás me llegue la muerte
y nunca lo vuelva a ver.

IX.
El sargento había escuchado
ensimismado al anciano
tocándose con la mano
su firme pecho tatuado.
Con el llanto derramado
por una corazonada
al anciano le mostraba
del pecho su vieja herida
y el viejo grito enseguida
hijo cuanto te he extrañaba.

X.
Con una voz muy quebrada
dijo el sargento a su padre
olvídese de mi madre
porque ella está sepultada.
Ya su cuenta esta saldada
mantenga su alma serena
que yo endulzaré sus penas
y también le anunciaría
que solo le falta un día
para acabar su condena.

martes, 17 de noviembre de 2015

La dueña de mis poesías - Feliz Cumpleaños Daysi

Desde el primer momento que vi a mi esposa, me enamoré de ella.  Sé que este es un cliché de muchos escritos similares a este, pero tengo testigos.  Yo estaba en la charla que daba el director de la Escuela Pedro Pablo Sánchez para ingresar a cuarto año.   Mi hermano estaba conmigo.  Aquella charla fue en la biblioteca de la escuela.

La vi sentada con su mamá, con su cabello enrulado y brillante.  Ella me vio y cuando lo hizo se recostó a su madre.  Semanas después el destino nos puso en el mismo salón y exactamente cuatro meses después de habernos conocido éramos noviecitos de secundaria.

Dios me ha dado una buena memoria y recuerdo con claridad los primeros episodios de nuestra vida juntos.  Lo primero que le dije cuando nos conocimos.  Lo que ella me contestó.  Nuestro primer beso, al asecho de los inspectores en la escuela.  Nuestra primera cita.  Nuestra primera foto…  Lo recuerdo todo.

Siempre me gustó escribir, pero tengo que confesar que la que verdaderamente me empujó a hacerlo fue “ella”.  Así si tituló la primera novela que escribí, esa que aún reposa en mi cajón y que no verá la luz hasta después que esté muerto.  La historia de nuestro amor…

De tantas cosas que le escribí, he encontrado el día de hoy, su cumpleaños, este intento de décima que hice cuando éramos unos chiquillos, hace más de quince años y he decidido compartirla con ustedes…


Jóven y Secreto de Herrera Graham (fragmento)
Colección Privada



La Imagen de mi Morena
para Daysi, por su puesto…

I.
Busqué un pintor que pintara
lo que hay en mi corazón
le expliqué con precisión
las cosas que dibujara.
Le pedí que él mismo entrara
donde se alojan mis penas
que se fueran por mis venas
llegando hasta el alma mía
para ver si allí veía
la imagen de mi morena.

II.
Cuando se encontraba adentro
y escuchó mi palpitar
tan solo pudo pintar
tristezas y sufrimientos.
Se dio cuenta que el tormento
que a mi espíritu envenena
se trata de aquella escena
la que el andaba buscando
y así comenzó pintando
los ojos de una morena.

III.
Él me iba relatando
cómo con mucho fervor
mezclaba cada color
para el tono ir encontrando.
Yo me encontraba esperando
como atado por cadenas
en una larga condena
para al fin ver a mi amada
y él me dijo complicada
es la piel de tu morena.

IV.
Dijo ya estoy concretando
una figura muy bella
y al fondo un cielo de estrellas
el paisaje va adornando.
Él la estaba dibujando
posando sobre en la arena
rodeada por azucenas
como mi alma la soñó
y así el pintor terminó
la imagen de mi morena.

V.
Con la pintura ya lista
le pedí que la trajera
para que al fin yo pudiera
tenerla frente a mi vista.
El pintor siguió la pista
y en una forma serena
salió por la misma vena
y frente a mí de posó
y en su lienzo me mostró
la imagen de mi morena.


VI.
Yo le pregunté al pintor
que otra cosa había observado
pero él se quedó callado
pintando lienzos de amor.
Más tarde dijo Señor
he visto que su honda pena
entró allí en noche buena
donde se adueñó con calma
y hasta hoy está en su alma
la imagen de esa morena.