lunes, 30 de abril de 2018

El dilema del #NoVoy - Euclides Acevedo (q.e.p.d.)


Encontraron al amigo Euclides Acevedo muerto en El Chorro de La Chorrera después de que desapareciera el pasado 27 de abril; transportista buena gente y trabajador de nuestro distrito. Otro taxista muerto, de los tantos, en una carrera que debió haber dicho no voy.  Otro abril negro para un gremio que pierde cada año miembros a manos del hampa.  El año pasado en por estas mismas fechas le tocó a Rogelio Molina (q.e.p.d.).

Foto que circuló en los grupos de taxistas de Whatsapp.

El Facebook, como era de esperarse, no explota con sed de justicia o al menos no lo hace como cuando criticamos en conjunto al transporte selectivo y lo comparamos con la competencia más desleal de la historia: Uber, Cabify, etc.

Pedimos que nuestros taxistas no digan “no voy” pero no les brindamos la seguridad adecuada, no mejoramos las vías y ni creamos soluciones de tránsito.  Queremos que nos lleven de todos modos aunque esto represente que el taxista gaste un par de horas en un tranque en una carrera que solo paga B/. 1.50 (hablando de la capital) o que desbarate la suspensión de su vehículo en un camino de tierra porque estamos pagando; queremos que nos lleven aunque sea un área roja y sin vigilancia.

Por eso nunca me he atrevido a criticar el "no voy", porque entiendo el negocio y estoy relacionado con las dificultades del mismo, porque tengo familiares en el medio y los han asaltado y golpeado para quitarle los B/. 25.00 que se hacen en un día promedio.

El problema del transporte es complejo, no lo niego, pero crímenes como el de Euclides deberían hacernos reflexionar.  Creo que una persona no debe estar obligada a ir a un lugar donde no se siente seguro o recoger de todos modos a un pasajero que no le inspire confianza, pero en nuestro país no cultivamos la capacidad de ponernos en los zapatos del prójimo.  Pienso que la mayoría de los “no voy” tienen una razón coherente y no creo que simplemente lo digan por maldad o por pereza.

Estoy seguro que hay taxistas malos, como en todo; hoy nos toca enterrar a uno bueno.

Se le extrañará en las carreteras…