miércoles, 30 de diciembre de 2015

Décima “Tiene muy lindo color” por Agustín Rodríguez

No quisiera que pasara diciembre sin compartir otra de esas décimas viejas que he estado compartiendo una vez al mes.  En esta ocasión quiero presentar unos versos de Agustín Rodríguez los cuales escuché en un casete de los que mi padre conserva en su cajón.  Es posible que la misma haya sido una improvisación por algunos detalles que noté en la parte final, sin embargo no deja de ser una espinela de admirable belleza.  Aquí les dejo, a la luz del prisma, “Tiene muy lindo color”…

Dawn's Early Light por Michael Humphries  

I.
Tiene muy lindo color
la mariposa liviana
mil encantos la mañana
la estrella brota fulgor.
Perfume tiene la flor
misterio una fuente pura
el campo tiene lindura
el viento canciones suave
dulce gorjeo tiene el ave
yo solo tengo amargura.

II.
Tiene mil brisas el día
lo silvestre brota el suelo
y pureza tiene el cielo
que cubre a la patria mía.
Tiene suave melodía
los campesinos cantares
y calma tienen los mares
después de los aquilones
todos tienen ilusiones
yo solo tengo pesares.

III.
Entre sus flecos la aurora
tiene mil encantos presos
dulzura tienen los besos
de una mujer que se enamora.
La guitarra cuando llora
también tiene su terneza
la noche tiene grandeza
que en sus misterios estampa
lindura tiene Las Pampas
yo solo tengo tristeza.

IV.
Todos tienen una novia
un amor una esperanza
y yo a medida que avanza
el tiempo solo me agobia.
Solo me queda la fobia
de un divino resplandor
jamás pienso en el amor
jamás pienso en otras cosas
todos tienen una esposa
yo solo tengo dolor.

V.
Tiene la patria feliz
una bandera, un escudo
mientras yo vivo desnudo
sin frijol y sin maíz.
Tal vez el huerto el desliz
la patria tiene grandeza
el campesino pureza
y una mujer dulzura
mas como el tiempo me apura
yo solo tengo tristeza.

martes, 8 de diciembre de 2015

VIGNETTE No. 5 - La mujer más bonita - *Sin editar*

Le digo que la vi, amigo.  Fue hace muchos años que ya casi ni me acuerdo.  Pero sí la vi, porque si no, no le estuviera diciendo nada.  Yo no soy hombre de mentiras.  No recuerdo los detalles; donde o exactamente cuándo, pero recuerdo algunas circunstancias.  Eso sí lo recuerdo.   Yo tenía un pie fracturado, o tal vez los dos, o quién sabe si los dos y un brazo.  Estaba en cama.  Con los huesos en pedazos como quien dice.  No una cama cualquiera, sino en un catrecito de lona blanca que me hizo un viejo ebanista del barrio.  Muy cariñoso el viejo ese.  Tal vez era un hospital, tal vez era mi casa; comprenda que me falla la memoria.  Yo estaba exhausto del dolor.  El dolor no me dejaba dormir en las noches ni de día tampoco.  Cansado de resistir, peleando una batalla perdida; así me encontraba.  Fue un día de estos, de estos miles días de dolor que pasé (que gracias a Dios ya pasaron); un día de estos fue que la vi.  La recuerdo vívidamente.  Creo que la recordaré hasta el día en que me muera.  Ojalá sea el último recuerdo que tenga en mi mente cuando fallezca.  Salió de una de las habitaciones contiguas.  Venía barriendo y cantando y bailando.  Fue como ver a la virgen, solo que más bonita por calle.  Tenía el cabello negro, largo, su piel blanca, labios delgados y unos ojos grandes y bonitos como nunca más los he vuelto a ver.  Era joven.  Tal vez mayor que yo, tal vez menor.  Quién sabe.  Venía cantando.  Todavía recuerdo su voz.  Cantaba una de Camilo Sesto, o Roberto Carlos, o Julio Iglesias, o Rudy la Escala, o Roció Durcal o tal vez todos a la vez.  La cosa es que venía cantando, amigo.  Y con su voz me sacó por unos minutos del hastío y del cansancio.  Y en medio de toda mi desgracia me hizo sonreír.  Y ella bailó alrededor del catre.  Con su trajecito rojo de bolitas blancas.  Y yo la seguía con la mirada y ella me sonreía y yo le sonreía también.  Y le dije que se casara conmigo, casi sin conocerla, que yo la iba a hacer feliz para siempre.  Ella no me respondió.  Y cantamos un buen rato.  Cantamos una mañana entera, o una tarde entera.  No sé.  Usted no se imagina lo que es recordar aquella visión tantos años después.  Era ella, amigo: la mujer más bonita.  No le hablo tonterías.  Era la mujer más bonita, y el que me contradiga puede irse al carajo.  La tuve un ratito esa mañana.  Bailando y cantando para mí.  Y después se fue.  Y la he buscado por años sin encontrarla en las miradas de las mujeres en la calle.  Con la esperanza de verla de nuevo, aunque sea un momento más.  Sé que reconocería esos ojos en donde fuera.  A veces creo que la he perdido para siempre.  Pero otras veces creo que nunca la he perdido y nunca la voy a perder.  Y le digo que yo daría cualquiera cosa.  Incluso dejaría que me rompieran una pierna, o las dos, o si quieren las dos y el brazo izquierdo y que me acostaran en el mismo catre, en la misma sala, en el mismo año aquel.  Y que me dejaran preso en el tiempo con ella, sin envejecer, los dos atrapados en la misma salita cantando por siempre.  Le digo que yo daría cualquiera cosa, amigo, todo para verla aunque fuera una vez más…

Para la mujer más bonita,
Ana Aracely Barahona Montenegro,
mi mamá.






lunes, 23 de noviembre de 2015

Décima “Semidormido un Sargento” por Autor Desconocido

No quisiera que pasara el mes de noviembre sin compartirles otra de esas viejas décimas que he venido publicando desde hace algunos meses.  Desconozco el autor de la siguiente obra, así como también su título.  Estos versos fueron dictados a mi padre por un gran amigo y trovador, el chiricano Álvaro González.  Esta décima en particular es utilizada como “contesta” (o respuesta) a la décima que publiqué el mes anterior (“La leyenda del Cedrón”).  Espero les guste...



I.
Semidormido un sargento
en la penitenciaria
de su alma borrar quería
una pena, un sentimiento.
Allí escuchaba el lamento
de un anciano prisionero
que en una cama de cuero
tristemente sollozaba
y en silencio meditaba
su futuro lastimero.

II.
El vil sargento al penado
le dice en tono violento
ya no llores, dime el cuento
porque fuiste sentenciado.
El anciano desdichado
dijo con melancolía
si quieres la historia mía
yo te la voy a contar
y así me podrás juzgar
si mi acto fue cobardía.

III.
A una mujer yo amaba
con aquel primer amor
y me brindaba el calor
que con cariño me daba.
Pero un día se me enfermaba
cayendo en la cama inerte
la salvaría de la muerte
una cara operación
y busqué su salvación
robando una caja fuerte.

IV.
Luego me daba en seguida
como fruto del cariño
un lindo y hermosos niño
para alegrarme la vida
Pero perdí la partida
nuestra dicha se abatió
pues pronto se descubrió
el robo del capital
y el juez de un tribunal
a seis meses me encerró.

V.
Mi pena fue rebajada
por mi conducta ejemplar
y loco corrí a mi hogar
deseando ver a mi amada.
Pero ella me engañaba
con su cruel perversidad
daba su sensualidad
de una manera tan fiera
que como hambrienta pantera
sacia su voracidad.

VI.
De mi divinos amores
rompió el destino los lazos
y a punta de machetazos
decapité los traidores.
Disipados mis rencores
comprendí muy claramente
que mi niñito inocente
solitario quedaría
que en la cárcel pagaría
mi condena amargamente.

VII.
A mi niñito en su lecho
muy fuertemente abrasé
y con mi puñal tatué
la cruz gamada en su pecho.
No lo hice por despecho
se lo juro con hombría
yo a una anciana conocía
al momento la busqué
y a mi niño le confié
y me fui a la policía.

VIII.
En la maldita prisión
he pasado tantos años
que ya tantos desengaños
me han moldado la razón.
No tiene mi corazón
más lágrimas que verter
pues nunca he vuelto a saber
de mi hijo por mala suerte
quizás me llegue la muerte
y nunca lo vuelva a ver.

IX.
El sargento había escuchado
ensimismado al anciano
tocándose con la mano
su firme pecho tatuado.
Con el llanto derramado
por una corazonada
al anciano le mostraba
del pecho su vieja herida
y el viejo grito enseguida
hijo cuanto te he extrañaba.

X.
Con una voz muy quebrada
dijo el sargento a su padre
olvídese de mi madre
porque ella está sepultada.
Ya su cuenta esta saldada
mantenga su alma serena
que yo endulzaré sus penas
y también le anunciaría
que solo le falta un día
para acabar su condena.

martes, 17 de noviembre de 2015

La dueña de mis poesías - Feliz Cumpleaños Daysi

Desde el primer momento que vi a mi esposa, me enamoré de ella.  Sé que este es un cliché de muchos escritos similares a este, pero tengo testigos.  Yo estaba en la charla que daba el director de la Escuela Pedro Pablo Sánchez para ingresar a cuarto año.   Mi hermano estaba conmigo.  Aquella charla fue en la biblioteca de la escuela.

La vi sentada con su mamá, con su cabello enrulado y brillante.  Ella me vio y cuando lo hizo se recostó a su madre.  Semanas después el destino nos puso en el mismo salón y exactamente cuatro meses después de habernos conocido éramos noviecitos de secundaria.

Dios me ha dado una buena memoria y recuerdo con claridad los primeros episodios de nuestra vida juntos.  Lo primero que le dije cuando nos conocimos.  Lo que ella me contestó.  Nuestro primer beso, al asecho de los inspectores en la escuela.  Nuestra primera cita.  Nuestra primera foto…  Lo recuerdo todo.

Siempre me gustó escribir, pero tengo que confesar que la que verdaderamente me empujó a hacerlo fue “ella”.  Así si tituló la primera novela que escribí, esa que aún reposa en mi cajón y que no verá la luz hasta después que esté muerto.  La historia de nuestro amor…

De tantas cosas que le escribí, he encontrado el día de hoy, su cumpleaños, este intento de décima que hice cuando éramos unos chiquillos, hace más de quince años y he decidido compartirla con ustedes…


Jóven y Secreto de Herrera Graham (fragmento)
Colección Privada



La Imagen de mi Morena
para Daysi, por su puesto…

I.
Busqué un pintor que pintara
lo que hay en mi corazón
le expliqué con precisión
las cosas que dibujara.
Le pedí que él mismo entrara
donde se alojan mis penas
que se fueran por mis venas
llegando hasta el alma mía
para ver si allí veía
la imagen de mi morena.

II.
Cuando se encontraba adentro
y escuchó mi palpitar
tan solo pudo pintar
tristezas y sufrimientos.
Se dio cuenta que el tormento
que a mi espíritu envenena
se trata de aquella escena
la que el andaba buscando
y así comenzó pintando
los ojos de una morena.

III.
Él me iba relatando
cómo con mucho fervor
mezclaba cada color
para el tono ir encontrando.
Yo me encontraba esperando
como atado por cadenas
en una larga condena
para al fin ver a mi amada
y él me dijo complicada
es la piel de tu morena.

IV.
Dijo ya estoy concretando
una figura muy bella
y al fondo un cielo de estrellas
el paisaje va adornando.
Él la estaba dibujando
posando sobre en la arena
rodeada por azucenas
como mi alma la soñó
y así el pintor terminó
la imagen de mi morena.

V.
Con la pintura ya lista
le pedí que la trajera
para que al fin yo pudiera
tenerla frente a mi vista.
El pintor siguió la pista
y en una forma serena
salió por la misma vena
y frente a mí de posó
y en su lienzo me mostró
la imagen de mi morena.


VI.
Yo le pregunté al pintor
que otra cosa había observado
pero él se quedó callado
pintando lienzos de amor.
Más tarde dijo Señor
he visto que su honda pena
entró allí en noche buena
donde se adueñó con calma
y hasta hoy está en su alma
la imagen de esa morena.


sábado, 31 de octubre de 2015

Décima: “La leyenda del Cedrón” (La leyenda del Mojón) por Juan Pedro López

La primera vez que leí “La leyenda del Cedrón” fue en un viejo almanaque de mi hermano César.  Esta es una décima muy antigua y famosa en todo Latino América.  Fue escrita por un poeta y gran payador uruguayo llamado Juan Pedro López (1885-1945).  El verso original, llamado La Leyenda del Mojón, consta de dieciocho estrofas, sin embargo en nuestro país solo se cantan los doce pies que coloco a continuación.  Las mismas las transcribo de la voz de mi padre por lo que hay, lógicamente, diferencias de la versión original.


Payador tocando en su rancho, 1890.

(Imagen tomada de Wikipedia)


I.
Llovía torrencialmente
en la estancia del Cedrón.
Como adorando el fogón,
estaba toita la gente.
Dice un viejo de repente:
con profundo sentimiento
hoy que la lluvia y el viento
enfrían la memoria mía
contaré al que no sabía
y escúchenme muy atento.

II.
Por favor deme un amargo
para suavizar mi pecho,
porque voy a entrar derecho
al asunto, porque es largo;
haré esfuerzo, sin embargo,
y que escuche cada cual,
como de forma fatal
y de espíritu sereno,
verán como un hombre bueno
se convierte en criminal.

III.
Allá en mis años de mozo,
y perdonen la distancia,
resultó que en esta estancia
hubo un crimen misterioso.
En un alazán hermoso
llegó aquí un desconocido,
mozo lindo, distinguido,
que al hablar con el patrón
quedó en la estancia de peón,
siendo después muy querido.

IV.
Al poco tiempo no más
el amor lo picoteó,
y el mocito se casó
con la hija del capataz;
todo marchaba al compás
de la dicha y del amor,
y para gracia mayor,
Dios les mandó con cariño,
un lindo y hermoso niño
más bonito que una flor.

V.
Así pasaban los años
muy felices en su choza:
ella, alegre y buena moza;
y él fuerte y sin desengaños.
Pero motivos extraños
llegaron y la traición
deshizo del mocetón
sus más preciados anhelos,
y el fantasma de los celos
se clavó en su corazón.

VI.
El mozo esperó callado
hasta tener la evidencia,
y así fingió una ausencia
que jamás había pensado.
Dijo que tenía un ganado
que llevar pa’ la tablada,
que era una buena bolada
para ganarse unos pesos,
y así entre abrazos y besos,
se despidió de su amada.

VII.
A la siguiente mañana
a las cinco justamente,
volvió el mozo de repente
convertido en fiera humana;
de un golpe echó la ventana
al suelo hecha mil pedazos,
y avanzando a grandes pasos,
lleno de rabia y furor,
vio a su único amor 
descansando en otros brazos.

VIII.
Como un sordo movimiento
en seguida se sintió;
después un cuerpo cayó,
y otro cuerpo en el momento;
ni un quejido, ni un lamento
se escuchó en la habitación;
y pa’ cumplir su misión
al verlos allí difuntos,
los enterró a los dos juntos
a la sombra de un Cedrón.

IX.
En la estancia se sabía
que la ingrata lo engañaba,
pero a él a nadie contaba
la desgracia en que vivía;
por eso la policía
no hizo caso mayormente,
pues dijeron: "La inocente
se fue con su gavilán...,
y en cambio, los dos están
descansando eternamente."

X.
-¡Ahijuita!- gritó un paisano-,
si es verdad lo que habla el viejo,
¡ése era un hombre parejo!
¡Yo le besaría la mano!...
¡Mijito yo fui el villano
venga mijo béseme
yo fui mijo el que maté
a tu madre desgraciada,
porque en la cama abrazada
con otro hombre la encontré.

XI.
Venga acá viejo querido
dijo el mozo sin encono;
venga, viejo lo perdono
por lo mucho que ha sufrido;
pero ahora, tata, le pido
que no la maldiga más,
que si fue mala y audaz,
por mí, perdónela, padre,
que una madre siempre es madre.
Déjela dormir en paz...

XII.
Los ojos de aquella gente
con el llanto se inundaron,
y todos mudos quedaron
bajo un silencio imponente;
volvió a decir nuevamente:
-Allí están, en el Cedrón,
y poniendo el corazón
el anciano en lo que dijo,
le pidió perdón al hijo
y el hijo le dio el perdón.


miércoles, 30 de septiembre de 2015

Décima “La rebelión de los Cholos” por Autor Desconocido (Fragmento)

La siguiente décima fue el último verso que cantó Agustín Rodríguez, según tengo entendido, en el homenaje que se le hizo poco antes de morir.  Es una lástima que solamente cuente con cinco pies de dicho tema, el cual es aparentemente mucho más largo.   La obra trata sobre la llamada “Rebelión de los Cholos” y de cómo inició todo el conflicto.  Este tema lo copie de un viejo casete que encontré en el cajón de casetes de mi papá.  Espero les guste tanto como a mí…

1901. en un pueblo del interior de Panama.
Los Niños de la Guerra de los Mil Dias


I.
Goyo Alonso se saltó
la cerca de la alambrada
porque allí se le acusaba
de unas prendas que robó.
Nicolasa lo acusó
pero él no se hayo confeso
aun se encontraba ileso
cuando a los montes se fue
a nadie permitiré, dijo
que me pongan preso.

II.
Don Indalecio Moreno
el alcalde del distrito
ahogó en su garganta un grito
de coraje y de veneno.
Este malsano del cieno
conocerá la verdad      
y con toda autoridad
todo el peso y el rigor
le caerá por desertor
y burlar la autoridad.

III.
Después que Eustorgio Quijada
llega temprano a los Ruizes
aun se ven los matices
de la triste madrugada.
Allá abajo en la hondonada
la neblina todo envuelve
cuando el policía resuelve
hacer la investigación
pero todo es negación
nadie sabe cuándo vuelve.

IV.
Pa’ la fiesta patronal
Goyo del monte bajó
a él se comunicó
que su hija estaba mal.
Una enfermedad fatal
en su rancho se cobija
quiero que nada te aflija
dijo ahogándole el llanto
le lleva una manda al santo
para que salve su hija.


sábado, 22 de agosto de 2015

Décima “El zahorí de la Llana” por Benjamín “Min” Acevedo

“El zahorí de la Llana” es probablemente la décima más famosa del trovador y poeta, Benjamín “Min” Acevedo.  En esta ocasión les traigo una versión un poco diferente de la que se grabó en el estudio.  Dicha versión la escuché en una cantadera entre "Min" Acevedo y Agustín Rodríguez.  Está demás decir que obras como esta son parte fundamental de nuestra identidad como panameños y de nuestra historia poética nacional.  Espero que les guste tanto como a mí…



I.
Fue por los tiempos del monte
mucho antes de la faragua
cuando el cerro Canajagua
desafiaba el horizonte.
Cuando el ruido del sinsonte
hace rugir la sabana
cuando en la tierra lejana
cantó la pavita de tierra
nació pegado a la cierra
el Zahorí de la Llana.

II.
Nació cuando la tepesa
llorando quebrada arriba
buscaba su hija perdida
de Bombacho hasta la Mesa.
Por allá el misterio empieza
con su leyendas aldeana
me dijo una buena anciana
que en viejas noches de invierno
lloró en el vientre materno
el Zahorí de la Llana.

III.
Y ya estando grandecito
con los duendes conversaba
mientras su madre lavaba
bajo un palo de caimito.
A mí me dijo un viejito
con su paciencia serrana
que era tan grande su fama
de sabio y de curandero
que no era un simple hierbero
el Zahorí de la Llana.

IV.
Para un picao’ de culebra
no tenía comparación
le rezaba una oración
y lo sentaba en tres piedras.
Con plumas de un ave negra
más el cuero de una rana
y el rabo de una iguana
y un poco de ají picante
lo ponía de buen semblante
el Zahorí de la Llana.

V.
Mi abuelo me dijo a mí
que un día perdió su caballo
y maldijo los mil rayos
se fue a ver al Zahorí.
Lo hayo pelando maíz
Ese día por la mañana
Mi abuelo largo la ruana
Y saludo al hombrecito
Es que era un hombre chiquito
El Zahorí de la Llana

VI.
Bramó en el monte el chivato
cuando el zahorí murió
y en el rancho apareció
un perro prieto un gato.
Se veían de rato en rato
correr debajo de su cama
sapo, culebras y ranas
y hasta un pájaro brujero
que tuvo de compañero
el Zahorí de la Llana.


Décima grabada por Benjamín "Min" Acevedo.

jueves, 16 de julio de 2015

Feliz Cumpleaños Papá

El día lo recuerdo claramente, aunque el año no.  Yo era apenas un niño y me trasladaba de un lado a otro en un pequeño triciclo que aun debo tener guardado en algún lugar de la casa.  Era el cumpleaños de mi papá o tal vez el día anterior.  Mi abuelo Papa Nol (Leonor Osorio Tejedor, q.e.p.d.) me llamó desde el otro lado de la calle.  Él estaba en casa de mi tía Ecilda, sentado en el piso del portal, a mi altura, en chancletas, con su particular sindactilia al aire libre.

Me había llamado para enseñarme unos versos para dedicárselos a mi padre en su cumpleaños.  Me dijo que le dijera que los había hecho yo para que se pusiera contento.  Recuerdo vívidamente su legendaria voz ronca y su manera particular de recitar la poesía.  El pie de décima era el siguiente:

Felicidades papá
por los años que has cumplido
y le tengo a Dios pedido
que sigas cumpliendo más.
Cuarenta y tantos años ya
que tienes, me desespera
como Dios me considera
y al lado tengo a mi madre
pido que viva mi padre
yo no quiero que se muera.


Estos versillos no los he olvidado, y sé que nunca los voy a olvidar, aunque ahora mientras los escribo siento tristeza.  Es el primer cumpleaños de mi viejo, sin su viejo.  Mi abuelo se nos fue a principios de año, pero el poder de su poesía es tal que, desde la eternidad, me ayuda una vez más a felicitar a mi padre.  Te quiero mucho papá.  Feliz Cumpleaños…

Mi viejo con su viejo...

miércoles, 24 de junio de 2015

Décima: "La Gaviota" por Agustín Rodríguez

Me cuenta mi padre que Agustí Rodríguez, durante los últimos años de su vida, vivía con una dama que cuidaba de él y le hacía compañía a la cual llamaba: “Gaviota”.  La siguiente décima fue una composición que hiciera “La Perla Negra de Herrera” para el que fuera su último amor.  He sentido la necesidad de publicarla.  Por mi amor a la décima no quiero que estos versos caigan en el olvido y estoy seguro que Agustín tampoco…



La Gaviota (Torrente: Gallino Lamento)

I.
Un nueve de enero fue
cuando la vi caminando
mientras me estaba tomando
una taza de café.
En mi auto me acerqué
cuando mi presencia nota
una sonrisa le brota
de sus labios de rubí
así fue que conocí
a mi preciosa gaviota.

II.
Pensé lograr otra hazaña
como estaba acostumbrado
y hoy me encuentro enredado
en mi propia telaraña.
Y con su ternura baña
una gran pasión ignota
porque el corazón revota
dentro del pecho escondido
acelerando el latido
el amor de mi gaviota.

III.
Siento su aroma especial
cual si fuera la natura
dar amor a esta altura
es bello y excepcional.
En el lecho conyugal
su cabello se alborota
y su aliento gota a gota
me lo bebo con agrado
es que estoy enamorado
de mi preciosa gaviota.

IV.
Siento la necesidad
de verla cada momento
ella es mi tormento
mi alegría, mi vanidad.
Me tortura la ansiedad
si en la distancia remota
cuando una fecha se anota
sufre una fatal caída
es la fuente de mi vida
el amor de mi gaviota.

V.
Me imagino cuanto siento
verla bailando encantada
si un ave no está enjaulada
anda libre como el viento.
Detenerla yo intento
aunque la angustia me azota
si en mi existencia se agota
les diré un viejo pronombre
cada corazón de un hombre
lleva dentro una gaviota.

martes, 26 de mayo de 2015

Décima: "Juramento Cumplido" por Agustín Rodríguez

Poco antes del fallecimiento del gran Agustín Rodríguez, la Perla Negra de Herrera, mi padre, quien fue siempre admirador de este baluarte del folklor, tuvo la oportunidad de visitarlo varias veces.  De aquellas conversaciones que tuvieran me ha quedado un puñado de décimas que afortunadamente mi papá anotó.  He querido compartir la siguiente, que es francamente una de las que más me gusta.  La he transcrito fiel al archivo que reposó en la laptop de mi padre hasta hace poco.  Espero poder compartir algunas más de este gran decimista panameño en un futuro próximo.  Aquí se las dejo, a la luz del prisma...


Juramento Cumplido (Torrente: Zapatero)

I.
Camino del pueblo un día
a un jinete en su montura
en medio de la llanura
distingue la serranía.
Se pierde en la lejanía
el eco de un estribillo
cuando el garañón rosillo
llega a una laguna leve
mientras el caballo bebe
él enciende un cigarrillo.

II.
Se estuvo un rato pensando
luego la marcha reanuda
hombre y bestia siguen muda
por el camino avanzando.
Ya se estaba aproximando
de lejo’ el pueblo veía
desde hace tiempo seguía
la pista de aquel malvado
el que un día menos pesado
mató lo que más quería.

III.
Llega al pueblo decidido
luego entra en la taberna
con su pistola moderna
iba con el pecho erguido.
En el momento ha pedido
un trago con voz violenta
al mismo tiempo presenta
un retrato un poco viejo
“he venido de muy lejos
para saldar una cuenta”.

IV.
Le pregunta al cantinero
si conoce la persona
mientras el trago se toma
el valiente forastero.
Le dice el otro: “no quiero
en mi cantina violencia”
volteándose con paciencia
ante aquellos parroquianos
y el retrato en sus manos
lo mostró a la concurrencia.

V.
Cuando el otro se enteró
de que lo andaban buscando
se estuvo un rato pensando
y después se presentó.
A la cantina llegó
atravesando el umbral
hijo de Dios y del mal
dígale muy claramente:
“si tú eres hombre valiente
defiéndete como tal”.

VI.
Estando ya frente a frente
le pregunta: “tú eres hombre”
dice el otro: “de renombre
siempre he sido suficiente”.
Se escucharon de repente
las pistolas detonar
así tuvo que acabar
con el pecho ensangrentado
el cuerpo de aquel malvado
se vio en el suelo rodar.

VII.
Luego monta en su corcel
y sin mirar para atrás
para no volver jamás
se aleja del pueblo aquel.
En el cementerio él
llega a una tumba y la besa
de rodillas le confiesa
mostrando su gallardía
“como te juré alma mía
he cumplido mi promesa”


Autor: Agustín Rodríguez

La Perla Negra de Herrera

jueves, 16 de abril de 2015

"Dedicatoria para el Ing. Ernesto Calvo y Elia María por su casamiento" por C. Enrique Osorio González

El pasado 24 de enero del presente año, en la ciudad de Santiago de Veraguas, se llevó a cabo el casamiento de mi querido amigo, el Ing. Ernesto Calvo y mi prima Elia María.  Siguiendo el ejemplo de mi abuelo Leonor Osorio Tejedor, con motivo de la boda, mi padre escribió esta décima que me atrevo a compartirles.

I.
Ernesto presta atención
que hoy Polidoro y María
te entregaron este día
parte de su corazón.
Es propicia la ocasión
y lo que el momento deja
pues el ambiente refleja
que en el amor se han unido
pido un aplauso nutrido
para esta feliz pareja.

II.
Cuando se hizo ingeniero
después de que se graduó
él de inmediato pensó
en formar su hogar primero.
Me dijo amigo yo quiero
una mujer muy capaz
inteligente y es más
que me dé todo su amor
le dije: “ve al interior,
y allí tú la encontraras”.

III.
Seis meses habían pasado
cuando él feliz me llamó
porque por fin encontró
la mujer que había soñado.
Y es que se había enamorado
de la linda Elia María
que para sorpresa mía
resultó ser mi sobrina
una muchacha muy fina
que hoy lo llena de alegría.

IV.
Muy feliz está tu abuelo
que hoy son esposo y esposa
ella fiel y cariñosa
y él dueño de sus anhelos.
Quiero pedir hasta el cielo
con todo mi corazón
levantando una oración
en estas cuatro paredes
que Dios esté con ustedes
y les dé su bendición.

El Ing. Ernesto Calvo y la Ing. Elia María


Por: C. Enrique Osorio González
“Ocueño”

24 de enero de 2015