El
4 de noviembre, día de nuestra Bandera Nacional, salí a ver a mi hija marchar
con su colegio en La Chorrera. Llegué temprano
y me ubiqué a orilla de la carretera, en el lugar que me pareció más cómodo
para ver desde mi silla de ruedas el espectáculo.
Al
finalizar la tarde, algunas horas después, si alguien me hubiera preguntado qué
escuelas vi, qué me parecieron los uniformes coloridos de los diferentes
planteles o las coreografías de las banderolas y batuteras, no hubiera podido contestar; a pesar de estar allí desde
temprano me perdí el desfile y estoy seguro que así como yo, muchos se lo
perdieron también.
Gráfico de los desfiles patrios
No
solo la gente no respetó mi rango de visión ubicándose al frente sin reparo,
sino que para mi sorpresa había una cantidad desmesurada de acompañantes con
cada escuela que iban haciéndole “guardia” a ambos lados de la calle,
obstaculizando la visión de todo el mundo.
El
desorden fue tan grande que al final, todos terminaron invadiendo la avenida,
entorpeciendo el objetivo de la fecha; tanto así, que no faltaron incidentes en
donde estudiantes golpearon involuntariamente con sus acrobacias a espectadores
por falta de espacio.
Mi línea de visión. Obsérvese la linea de la orilla de la calle.
Es
increíble que seamos tan desconsiderados con el prójimo. Imaginen cuantos ancianos y personas con
discapacidad les resulta imposible ver un desfile por comportamientos como
este. Tenemos que concientizarnos en temas
de inclusión aún en los que parecen no ser importantes.
Necesitamos
encontrar soluciones a todos estos temas; proponer ideas como por ejemplo:
1. Que los acompañantes de
los planteles circulen detrás de los espectadores
2. Colocar cintas perimetrales
para que las personas no invadan el área en donde los estudiantes marchan
3. Crear zonas para
espectadores sentados.
Acompañantes en media calle metidos entre la banda de música y los diablicos que danzan al fondo.
Por
mi parte, para poder ver a mi hija, tuve que pedir permiso y pararme casi que
al medio de la carretera. Fue la única
escuela que vi, al menos para mí fue la más importante.
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